Benito Mussolini

Hijo de un anarquista revolucionario llamado Alessandro Mussolini y de Rosa Maltoni, maestra de escuela, Benito Mussolini nace en Dovia,fracción de Predappio en la Romaña, el 29 de julio de 1883.

Biografía  

De niño frecuentó la escuela Salesiana donde le hizo la vida imposible a sus superiores. Un informe que se conserva de él en la escuela religiosa dice textualmente: «Joven impulsivo, rebelde pero muy inteligente, de naturaleza incompatible con el sistema de educación de una escuela Salesiana».  

Sus amigos lo recordaban como un ser irascible con quien no se podía discutir sin ir a las manos. Tenía predilección por la geometría, la historia, la política , la música y la poesía. A pesar de su carácter rebelde cursa estudios superiores y se gradúa de profesor de francés . Ya en esos tiempos era un magnífico orador que encantaba a sus oyentes hablando de Verdi, de Garibaldi o de cualquier tema que se le cruzara por la mente. Ejerció como docente en las escuelas medias de Gualtieri pero pronto emigra a Suiza en busca de nuevas aventuras. Allí aprende el alemán y el inglés que años más tarde le resultarían de gran utilidad en sus conversasiones directas con Hitler o con Chamberlain. Sus lecturas preferidas eran Nietzsche, Marx y Schopenhauer.

Cuando lo convocan para el servicio militar, adultera la fecha de su pasaporte pero fue descubierto y expulsado de Suiza. En Italia , en tanto, lo buscaba la justicia por desertor y los diarios socialistas de la época publicaron la noticia. Eso demuestra que un Mussolini de menos de 30 años era ya un personaje conocido y los diarios se referían a él como «el gran Duce de la primer sección socialista de Italia». En Italia se decretó una amnistía contra los desertores y eso le evitó una condena pero finalmente tuvo que hacer el servicio militar en Verona. Como conscripto se mostró profundamente antimilitarista y alentaba la deserción de los convocados. Una vez dado de baja, retomó sus actividades docentes en Tolmezzo y en Liguria. Allí dirigió por primera vez un pequeño diario socialista llamado «La Lima». Desde el periodismo vuelca sus ideas anticlericales y acusa a los sacerdotes de estar al servicio del capitalismo. Al tiempo se dirige a Trento(entonces austríaca) y dirige el diario «L’Avvenire del Lavoratore» duplicando la tirada de sus ejemplares. Cesare Battisti, el famoso socialista trentino, director del diario «Il Popolo», fija su atención en Mussolini y lo llama para colaborar en su diario en calidad de redactor jefe.  

Después de un mes de trabajo, Battisti le pide a Mussolini que deje de escribir en su diario por la frontalidad y agresividad con que éste trata algunos temas polémicos. Especialmente se disgusta con los ataques que Mussolini le propina a la iglesia católica. Mussolini, por su parte, continúa atacando a la iglesia y agitando el ambiente en contra de la intervención austríaca en Trento, hasta que la gendarmería austríaca inventa pruebas en su contra y lo arrestan. Mussolini, en señal de protesta, inicia una huelga de hambre y los austríacos,temiendo crear un mártir socialista, lo excarcelan y lo devuelven a Italia pero invitándolo a no pisar nunca más las tierras del Kaiser. De nuevo en Forlí, trabajó en el bar de su padre y allí conoce a Raquele Guidi, su futura mujer y madre de sus cinco hijos. La federación socialista de Forlí lo nombra secretario de la federación y asume la dirección del diario » Lotta di Classe».

En setiembre de 1910 nace su primera hija de nombre Edda con quien tendría durante toda su vida una relación muy estrecha. En la Italia fascista, Edda ejerció el rol de primera dama, en reemplazo de su madre que prefería el perfil bajo. Mujer de rasgos bellísimos, era fisícamente la fotocopia de su padre, con un carácter enérgico y rebelde. En 1930 en pleno apogeo del régimen se casó con el conde Ciano quién llegó a ser el delfín político del Duce. Luego nacerían Vittorio en 1918, Bruno en 1923, Romano en 1927 y Anamaría en 1930. Mussolini tuvo una vida amorosa muy intensa y de sus inumerables relaciones sentimentales dejó hijos ilegítimos por toda Italia.  Algunos de esos hijos extramatrimoniales llevaron el apellido del padre y llegaron a ser estrechos colaboradores del Duce en el régimen fascista. Albino Mussolini que nació producto de su relación con Ida Dalser fue acaso el más conocido. 

En 1912 dirige el diario socialista » L’Avanti» desde donde se erige en portavoz de los trabajadores y denuncia la represión que el estado ejercía sobre el proletariado durante las huelgas en pos de mejoras salariales y dignas condiciones de trabajo. Cuando estalla la primera guerra mundial, Mussolini se muestra contrario a la intervención de Italia en la guerra pero hacia octubre cambia sorpresivamente su posición a una neutralidad activa, viraje ideológico que le cuesta la expulsión del diario y del partido socialista. Mussolini advierte( y es el primero en darse cuenta) que la revolución socialista estaba destinada a fallar antes de iniciarse. El ejemplo de la revolución rusa lo terminó convenciendo.

Los soldados unidos al pueblo, el colectivismo, la distribución de las tierras, eran todos hechos saludables que se iban diluyendo a medida que la revolución se consolidaba en el poder. Los odiados capitalistas eran reemplazados por dictadores estatales en las fábricas y en el campo; la burguesía zarista era expulsada por una puerta y llamada por otra ya que sus funcionarios eran los únicos que conocían los mecanismos del poder. En noviembre de 1914 Mussolini funda en Milán el diario «Il Popolo D’Italia» con el apoyo financiero de la Fiat, la Edison, los Ansaldo y otros magnates de Italia. En agosto de 1915, siendo uno de los periodistas más famosos de Italia, parte como voluntario al frente de combate junto a otras figuras de la época como D’Annunzio, Marinetti y Cesare Battisti.

En el frente lucha como simple soldado en la primera línea de fuego y en las trincheras del Carso, bajo las granadas austríacas, haciendo alarde de un gran arrojo y valentía hasta que en febrero de 1917 resulta gravemente herido. Permanece internado durante cuatro meses y una vez dado de alta retoma la conducción del diario. Terminada la guerra la situación social en Italia era muy propicia para los planes políticos de Mussolini. Una desocupación creciente, los excombatientes que sentían haber peleado por nada ya que Italia fue tratada como una potencia vencida y una economía quebrada le dieron a Mussolini la posibilidad de nuclear a toda esta gente desocupada y desilusionada en sus grupos llamados «Fasci di Combattimento», que en 1921 formarían el Partido Nacional Fascista.

Mussolini de frente y de perfil

Mussolini abandonó el socialismo tradicional por un socialismo nacionalista convencido de que la revolución socialista no podía exportarse a otros países sin antes madurar en la propia patria. Unió en un mismo grupo a la nueva clase burguesa de la posguerra con los grandes industriales, los trabajadores, los excombatientes, los agricultores y el ejército dando forma a su concepto de corporativismo. La industria pesada, la industria automotriz, los astilleros navales, los servicios de energía eléctrica, la química y otros sectores de la producción lo apoyaron convencidos de que era el baluarte contra el comunismo. En su programa político Mussolini habla de nacionalismo, anticlasismo y antisocialismo pero siempre a favor de la colaboración entre los productores y el proletariado. Reconoce el sufragio universal, defiende el liberalismo económico, la privatización de las industrias estatales y la libertad de cultos. Cuando el 25 de mayo de 1922 organizó su marcha sobre Roma, los distintos sectores de poder desde el rey hasta los industriales ya habían tomado partido por Mussolini desde mucho antes. El día en que se realizó la marcha sobre Roma, los cuatro quadrunviros(De Bono, De Vecchi, Balbo y Bianchi) que habían organizado junto a Mussolini los preparativos de la marcha sobre Roma, se encontraban almorzando con la reina Margarita. El Corriere della Sera saludó la llegada del fascismo al poder como una garantía contra el peligro socialista. El resto de los diarios italianos afirmaban que el gobierno de Mussolini representaba el único camino para restablecer el orden que todos los italianos pedían.  

Desde el poder Mussolini dictó leyes sociales muy importantes que aún hoy siguen vigentes como la jornada laboral de ocho horas, la pensión por ancianidad, la jubilación después de una vida de trabajo, el derecho a una justa retribución, la protección de los niños y otras leyes que nunca antes los italianos habían conocido. Por primera vez los ciudadanos se sentían protegidos por el estado y orgullosos de ser italianos. Las grandes obras públicas, la construcción de autopistas y la creación de nuevas industrias cambiaron la fisonomía de Italia en pocos años. Si en 1922 Italia era un país todavía medieval, en los años treinta proyectaba hacia el mundo la imagen de un país moderno y próspero con un sistema político que muchos países del mundo trataban de imitar. El fascismo estaba de moda y su líder era admirado en todo el mundo. Los grandes personajes de esa época eran pródigos en elogios hacia Mussolini. Churchill dijo de él que era el estadista más importante de su época, Gandhi afirmó que era el nuevo Mazzini de Europa, Hitler lo admiró toda su vida y llegó a decir que Mussolini era el estadista más grande que había tenido la humanidad en los últimos mil años, Roosvelt lo citaba como modelo de conductor político y hasta el papa Pío XI llegó a decir que Mussolini era el hombre enviado por la providencia. Después de 1945 la historiografía de la posguerra borró de un plumazo estos elogios pero afortunadamente para un juicio justo todos estos dichos se conservan impresos en los diarios y documentos de la época.  

Mussolini amaba practicar deportes y gustaba mostrarse con el torso desnudo

Lamentablemente Mussolini cometió gravísimos errores especialmente después de la muerte de su hermano Arnaldo que además de ser un brillante intelectual fue el mejor consejero político de su hermano. Mussolini nunca confió en sus colaboradores pero se apoyaba mucho en la opinión de su hermano con quien siempre mantuvo una excelente relación. Todas las noches se hablaban por teléfono y Mussolini le transmitía a Arnaldo sus inquietudes y temores esperando el consejo justo. Si Mussolini era impulsivo y extravertido, Arnaldo era medido y prudente; si Mussolini era un genio intuitivo, su hermano era un ser racional y metódico. La combinación entre ambos daba una fórmula casi perfecta e Italia recibía sus beneficios.

Pero en 1931 cuando el régimen fascista estaba en su apogeo, Arnaldo Mussolini muere sorpresivamente a los 50 años de un ataque cardíaco. Toda Italia lloró su muerte pero especialmente Mussolini que nunca pudo reponerse de semejante pérdida. Pocos días antes de morir, Mussolini dijo que cuando perdió a su hijo Bruno sintió que le arrancaban parte de sus entrañas, pero cuando perdió a su hermano sintió que con él se fue la mitad de su alma. Las consecuencias políticas que debió pagar Italia a raíz de la muerte de Arnaldo, nunca fueron valoradas en su justa medida por los historiadores. Lo cierto es que Mussolini quedó solo y rodeado de una corte de genuflexos que lo adulaban aprobando todas sus decisiones por más erradas que fueran. Para peor se terminó apoyando en su yerno el conde Ciano que era un hombre muy bien parecido pero absolutamente superficial e incapaz de resolver los problemas más nimios. La influencia de su hija predilecta Edda(que era adulada por la prensa alemana y por el astuto Goebbels) contribuyó decididamente a la letal alianza con la Alemania nazi.

En 1935 Mussolini se lanzó en su aventura imperialista invadiendo Etiopía donde los italianos cometieron verdaderos genocidios sobre los nativos. En 1938 y traicionando las ideas de toda su vida aprueba las leyes raciales para congraciarse con los alemanes. Finalmente en 1940 arrastra a su país a una guerra absurda donde se cometen desastres militares en cadena afectando incluso los planes de los alemanes que pagarán con la derrota una alianza inexplicable. En 1943 en medio de las derrotas militares Mussolini es depuesto por el Rey que de adulador pasó a verdugo, habrá un pequeño paréntesis entre 1943 y 1945 en el que Mussolini actúa como lacayo de los alemanes desde la llamada República de Saló hasta el trágico final en Piazzale Loreto donde su cuerpo junto al de su amante Clara Petacci es exhibido y sometido al escarnio público. 

Mussolini fue ante todo un excelente periodista, un ser intuitivo y un visionario en sus ideas políticas. Fue un adelantado en muchos aspectos. Como estadista político demostró ser completo por presencia y capacidad de trabajo, amaba practicar todos los deportes desde el tenis hasta el fútbol y el boxeo, era un excelente jinete y nadador, sabía pilotear aviones, practicaba esgrima, hablaba 5 idiomas( francés, inglés, alemán, español e italiano), poseía una vasta cultura y sus discursos son una obra de arte. Los gestos ampulosos y exagerados, la voz metálica y potente, sus diálogos con las masas desde el balcón lo muestran como un actor consumado. Durante la época de la cosecha del trigo se ponía a trabajar a la par de los campesinos con el torso desnudo(el che en Cuba lo imitaría 30 años más tarde) o manejaba los tractores. Su personalidad arrolladora encantaba por igual a hombres y mujeres y en cualquier conferencia internacional era el centro de atención y le gustaba oficiar de intérprete para lucirse en su dominio de los idiomas.

Parecía un hombre sin fisuras pero lamentablemente, y especialmente después de la muerte de su hermano(que casi coincide con la llegada de Hitler al poder), empezaron a aflorar grietas ocultas que le terminarían ocasionado un daño tremendo a la historia reciente de Italia. Sus inseguridades comenzaron a acentuarse con el correr de los años, para detener sus impulsos napleónicos ya no estaba Arnaldo y para colmo en Alemania estaba surgiendo un líder que comenzaba a quitarle protagonismo a nivel internacional. Sus aventuras(o desventuras) en Africa pronto comenzarían a desprestigiarlo y el dictado de las leyes raciales en 1938 dejaría una huella indeleble en la historia de Italia y marcó el comienzo del fin del régimen fascista. Grandes pensadores y físicos de la talla de Enrique Fermi(que luego contribuiría a construir la bomba atómica) dejaron Italia, los grandes capitales judíos emigraron a otros países y la opinión general se mostraba indignada por la persecusión antisemita. El régimen ya no tenía el mismo consenso y la entrada de Italia en la guerra fue en todo caso la estocada final a un largo proceso de desaciertos.

En 1943, en medio de las derrotas militares y mientras los aliados desembarcaban en Sicilia, el Gran Consejo Fascista, que hasta entonces se había limitado a avalar las decisiones de Mussolini, se deshace de su jefe para quedar bien ante los ojos del enemigo. El rey Víctor Manuel III, eterno admirador del Duce, también piensa en salvar su propio pellejo y depone a Mussolini ordenando su arresto. Badoglio, el tercer hipócrita de esta historia, genocida de nativos en Etiopía en 1936, asume el nuevo gobierno y junto al Rey abandonan la capital y se dirigen al sur dominado por los aliados. Rompiendo su palabra de honor, Badoglio le declara la guerra a su aliado Alemania manteniendo la tradición italiana de pasarse al bando enemigo.

Ya decía Napoléon que no se podía confiar en los italianos porque Italia nunca terminó una guerra del mismo lado en que la empezó. Al poco tiempo Mussolini es liberado por los alemanes y contra su voluntad( el quería retirarse de la política) Hitler lo nombra jefe de la República fantoche de Saló. Los italianos del norte le siguen siendo fieles pero se desata una guerra civil entre los partisanos y los fascistas. En Italia reina el caos con las tropas italianas que no saben a quien servir, si a Badoglio, a Mussolini o a los alemanes. La guerra se transforma en una lucha fratricida entre fascistas y antifascistas y los alemanes invasores dejan el sello de las SS sobre la población civil italiana. Mussolini, reducido a una condición de lacayo de los alemanes, increíblemente sigue el juego de éstos ordenando matanzas contra su propio pueblo. Viejos amigos,jerarcas del partido y hasta el Conde Ciano, padre de sus nietos, son fusilados por orden directa de Mussolini.

Su hija Edda, luz de sus ojos, nunca le perdonó el asesinato de su marido. Si a Italia la guerra le costó lo indecible, a Mussolini la guerra le cobró a nivel personal la vida de su hijo Bruno que murió piloteando un avión y el afecto de su hija Edda que nunca más le dirigió la palabra. Cuando en 1945 Mussolini disfrazado de soldado alemán cayó en manos de los partisanos (seguramente mandados por Churchill) en su camino a la frontera suiza, debió sentirse aliviado. Sin embargo, él quería seguir viviendo para salvar su posición ante la historia. Su viejo amigo, Sir Winston Churchill no le dió la oportunidad. 

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