acueducto de Segovia

El acueducto de Segovia es seguramente el monumento antiguo más espectacular de España y uno de los más notables en su género del mundo. Opinión unánime es que se trata de una construcción romana… pero su origen sigue arropado en el misterio.

Como obra de arte, el acueducto es genial. Su constructor, al disponer los pilares en forma de tronco de pirámide, logró una sensación de altura que no corresponde a la realidad. Estos pilares tienen planta rectangular, con el lado más breve en el frente.

Por esa razón, el monumento, visto de cerca, al sesgo, parece una mole ciclópea, y contemplado de lejos ofrece un aspecto de inverosímil esbeltez.

La impresionante mole, de 728 metros de longitud, consta de un cuerpo inferior de 44 arcos y de otro superior de 119. Ofrece su aspecto más monumental en la plaza del Azoguejo, en la que alcanza su altura máxima de 28,9 metros.

El material empleado en su construcción fue la piedra berroqueña, y la originalidad suprema de la obra consiste en que los sillares están ensamblados sin trabazón ni argamasa alguna.

Su origen ha sido siempre un enigma y no se ha dudado en atribuirlo a deidades míticas. El cronista barroco de Segovia, Diego de Colmenares, no titubeó al dictaminar que la construcción del gigantesco acueducto se debió a Hércules Egipcio (Osiris), mítico fundador de la ciudad.

Los eruditos del siglo XVIII lo reconocieron como vestigio importantísimo de la cultura romana, pero no llegaron a un acuerdo sobre el emperador que mandó edificarlo: Trajano para unos y Augusto según otros.

En época más reciente, el ingeniero restaurador del monumento, don Carlos Fernández Casado, lo relacionaba acertadamente con el acueducto llamado Aqua Claudia, en Roma, del tiempo del emperador Claudio, a mediados del siglo I.

Sin embargo, este emperador no demostró interés especial por España, lo que no hace probable que ordenase construir una obra tan compleja y onerosa. Más bien el acueducto debe remontarse a la época de Trajano, al que una tradición que arranca del siglo XIII atribuye origen segoviano.

Pero los enigmas subsisten debido a que el acueducto es un monumento mudo: ni una sola letra ni un vestigio escultórico permiten formular hipótesis sobre su origen ni su antigüedad. Sus constructores fijaron la inscripción conmemorativa con letras de bronce dorado y de bronce también fueron las efigies allí instaladas. La corrosión y la rapiña popular bien pronto acabó con ambas.

Otro problema aún sin dilucidar es la razón por la que una de las obras más importantes del mundo romano se construyó al servicio de una pobre citania celta, como a la sazón era Segovia. En opinión del historiador marqués de Lozoya, el motivo pudo ser estratégico. Segovia era en aquella época una fortaleza natural carente de agua, y el viaducto vino a remediar esta deficiencia.

Deja una respuesta