Esta es la abreviada historia de un arma mítica que ya tiene más de ochenta y cinco años y que seguramente será de las más conocidas del mundo.
Estados Unidos fue uno de los primeros países del mundo en desarrollar un subfusil propio. De hecho, su primer subfusil standard data de 1919, el Thompson, el que aparece en todas las películas de gangsters que hemos visto desde pequeños.
El primer uso oficial del Thompson, fue de una versión modificada de 1928 para los guardacostas y fuerzas policiales contra los contrabandistas de alcohol y mafias organizadas. En aquella época era ya conocido como “Tommy Gun”, y clasificado únicamente para empleo policial.
El diseñador fue un coronel que llegaría a ser general, J.T. Thompson quien en 1919 ya tenía lista la Thompson como la conocemos. La patente de este arma pertenecía a una empresa llamada The Auto-ordnace Corporation con sede en Bridgeport, Connecticut, una empresa que diseñaba armas pero que no tenía fábricas propias. En esa época, esta firma arrendaba licencias de fabricación a otras empresas industriales cobrando por ello.
El diseño del Thompson era único, y en los años veinte (el primer modelo de serie fue el M1921) no había nada semejante en todo el mundo. Se estaban diseñando otros subfusiles en otros rincones del mundo como el MP18 alemán o algún Beretta, pero los diseños de estas armas habían evolucionado por separado cada uno de ellos, y compartían pocas similitudes. Los subfusiles son armas automáticas que emplean munición de pistola y no de fusil, y por tanto cada diseño en cada país adoptó la munición propia empleada por sus pistolas. Así, las armas alemanas empleaban el 9 mm Luger (posteriormente conocido mundialmente como 9mm Parabellum) y el norteamericano Thompson el 45 ACP (11.25mm). Esta munición surgió para pistolas como el Colt 1911, con la intención de aumentar el poder de parada o stopping power de cada disparo. Este cartucho es de los más potentes empleados en pistola (y por ende en subfusil), pero esa misma potencia acarreaba desventajas: la primera de ellas, el peso de la munición y la cantidad de cartuchos que podía alojar un cargador (comparado con un equivalente de la más pequeña 9 parabellum). La segunda desventaja, algo de lo que siempre adoleció el Thompson, era un mayor efecto retroceso-elevación del arma a cada disparo al ser un cartucho más grande y con mayor carga propelente. Esto causaba que en el tiro automático, el Tommy fuera algo errático debido a su tendencia a elevarse de boca y hacía difícil para el tirador medio conseguir buenos resultados. Básicamente, era un arma poco precisa como subfusil automático (más que otros subfusiles). Desde el modelo 1928 se introdujo un selector para poder disparar en tiro automático contínuo o bien tiro a tiro. También montaba un seguro de aleta manual. Ambos selectores se encontraban el lateral izquierdo del pistolete, sobre la empuñadura, de forma que el tirador pudiera actuar sobre ellos con el pulgar derecho sin dejar de empuñar el Thompson.
En un intento de solventar ese defecto, los diseñadores incluyeron un compensador en la parte superior de la boca del cañón. Básicamente, hicieron unas ranuras en ese lugar, de forma que a cada disparo, parte de los gases salían despedidos hacia arriba y “empujaban” ligeramente el cañón hacia abajo, supuestamente para compensar la tendencia natural a elevarse en tiro en automático. Este compensador fue llamado Cutts, pero en realidad apenas supuso diferencia en cuanto a precisión.
Funcionaba con un sistema de retroceso de cerrojo por gases, retardado por fricción, conocido como Sistema Blish. Básicamente, a cada detonación, la fuerza de los gases hacía retroceder el cerrojo (cuya palanca de montaje se encontraba en la parte superior del arma, sobre el pistolete) para permitir en su retorno la introducción de un nuevo cartucho del cargador en la recámara y su disparo.
Pero para evitar que la cadencia fuera excesiva y diera lugar a interrupciones, se establecieron unos planos inclinados que obligaban al cierre a “rozar” en sus desplazamientos reduciendo su velocidad y (supuestamente) la cadencia. La palanca del cierre estaba en la parte superior del arma en las versiones M1921 y M1928, (ver detalle de la palanca del cierre en foto inferior) pasando al costado derecho en el M1A1.
A pesar de la cantidad de publicidad que esta patente hizo del sistema Blish, lo cierto es que dicho mecanismo era inútil. Algunos usuarios avanzados, decidieron probar a quitar estos planos para acelerar la cadencia de disparo del Thompson descubriendo que el arma funcionaba exactamente igual (y ni siquiera variaba la cadencia de fuego). Una vez que se comprobó que el supuesto sistema Blish era más inútil que un barco en el Gobi se eliminó de los últimos modelos. (Aún hay algunos libros, como uno de los míos, que afirman que el sistema funcionaba reduciendo la cadencia para hacer posible un tiro más preciso. Esto no se sostiene dado que el último modelo, el M1 carecía del sistema y tenía las mismas prestaciones –incluida cadencia- que el M1928 standard).
En los primeros modelos, el Thompson montaba empuñaduras de pistola tanto en el pistolete del disparador como bajo el cañón, muy ergonómicos (tallados los huecos para cada dedo) pero excesivamente inclinados hacia atrás.
El cañón estaba rodeado de aletas en su recorrido medio, sobre la empuñadura delantera, para refrigerarse mejor. (Ver imagen siguiente).
El arma admitía dos tipos de cargadores, el tambor de cincuenta cartuchos y el cargador de caja de veinte o treinta cartuchos al tresbolillo. El cargador de tambor era muy engorroso, muy sensible al polvo y dado a las interrupciones. Los cartuchos tenían que introducirse uno a uno y al terminar, había que dar cuerda al muelle de reloj de su interior con una herramienta especial. Además, sobrecargaba al tirador con un peso extra a añadir al ya de por sí excesivo peso del Thompson (cinco kilos y medio con tambor de cincuenta cartuchos). Además con culatín fijo, era largo en exceso como para definirlo como manejable. Por si fuera poco, llegó a fabricarse un tambor para cien cartuchos, algo descomunal que hacía pesar al Thompson casi siete kilos. (Ver imagen inferior con dicho tambor).
Hubo algunas variaciones exóticas, como el Thompson con cañón de 16 pulgadas, más largo que el original y que junto con el tambor de cien disparos convertían este arma en prácticamente «una ametralladora con munición de pistola».
La empresa diseñadora del Thompson y propietaria de la patente, Auto-ordnance Corp. intentó modificar el subfusil para atraer la atención del US Army y nuevos pedidos en 1932, dado que en plena crisis de los primeros treinta, la empresa estuvo a punto de quebrar. Para esta versión eliminaron la empuñadura delantera, eligieron como Standard el cargador de caja de veinte cartuchos, una bayoneta adaptada y correa portafusil. Sin embargo el ejército no motró interés suficiente y el proyecto no prosperó, volviéndose al antiguo Thompson 1928.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña precisaba un subfusil urgentemente para afrontar la amenaza alemana, cuyo ejército ya llevaba años dotando a sus infantes de armas automáticas como el Schmeisser MP38/40 y otras. Como el sector industrial británico estaba ya trabajando al máximo de su capacidad para aportar todo tipo de armas a sus unidades, las autoridades inglesas miraron hacia EEUU en busca del rápido aporte de un subfusil válido.
Hasta 1941, los pedidos llegaron en tal número que firmas importantes como la Colt and Savage Arms Corporation se pusieron a fabricar en masa el Tommy con licencia de la Auto-ordnance Corporation. Adicionalmente, hubo una fábrica en Gran Bretaña que fabricó este subfusil, la Birmingham Small Arms Company. El modelo distribuido era el M1928A1.
Después de 1941, la intervención del gobierno norteamericano fiscalizó toda la producción del subfusil incluyéndolo en su política de Lend Lease (Préstamo y Arriendo) y los envíos masivos se hicieron realidad. Esto permitió dotar a muchas unidades en suelo británico y en otros frentes (como África) con el Tommy, y la imagen de un soldado de Su Majestad con este subfusil es muy familiar para casi todos nosotros. (Al respecto, Churchill siempre pensó que este arma era un arma de gangsters, pero no tuvo muchas más opciones dada la situación y los progresos de la Wehrmacht).
La Colt & Savage Arms Corporation estuvo fabricándolo hasta 1943, año en que diseños más modernos se abrieron camino (particularmente el M3). En ese momento, la empresa había entregado un millón y medio de unidades, fabricándose otro medio millón por empresas menores que también adquirieron la licencia en su momento. Gran parte de estos lotes de producción no llegaron a los campos de batalla europeos debido a la agresiva campaña submarina alemana de 1941 a 1943, y hay decenas de miles de Thompsons descansando en sus cajas en el fondo del Atlántico.
Paralelamente a las entregas al Reino Unido, el propio US Army hizo fuertes pedidos de esta arma en su proceso de rearme. Fue gracias a esta adopción que el subfusil evolucionó a versiones más baratas y sencillas, dada la poca satisfacción con el modelo original (debido al peso pero sobre todo al coste por unidad que era muy elevado y con un complejo sistema de fabricación que retrasaba las entregas).
En 1941, el gobierno norteamericano dándose cuenta de la inmediatez de la participación en el conflicto simplificó todo lo que pudo el diseño del Thompson intentado facilitar su producción en masa y abaratar su coste. Se eliminó el sistema retardador Blish, el compensador Cutts, las aletas refrigerantes del cañón y el tambor de cincuenta cartuchos. También se eliminó la empuñadura delantera, reemplazándola por una pieza de madera bajo el cañón con un surco tallado para permitir el agarre del tirador. Tras todas estas modificaciones, el Thompson pasó a denominarse M1 que fue la última versión de esta legendaria arma.
Con estos cambios consiguió reducirse el coste unitario de cada arma de algo más de 200 dólares de 1940 a sólo 70 dólares de 1943. En la foto superior puede verse la evolución desde el M1921 al M1 pasando por el M1928.
Características Técnicas
Autor: Wilhelm Heidkamp