Emil Kleber, jefe de la Brigadas Internacionales durante la guerra civil española (1936-1939), fue un personaje que atrajo la luz de los focos durante la espectacular campaña de propaganda republicana.
Fue presentado al mundo en entrevistas e intervenciones de radio como el hombre fuerte de aquella hora. Su biografía «oficial» decía que era un soldado de fortuna nacido en Austria y nacionalizado en Canadá. La confianza que se depositó en él llegó a ser extraordinaria en un país que necesitaba héroes a toda costa. En noviembre de 1936 se le llegó a nombrar comandante supremo de las fuerzas del gobierno español en el sector septentrional del frente de Madrid.

La verdad se descubrió cuando fueron publicadas las memorias de Walter Krivitsky, jefe del servicio secreto militar soviético. Kleber se llamaba en realidad Stern y era un espía de Stalin encargado de intentar crear un gobierno títere español que obedeciera a la Unión Soviética. Nacido en Bukovina, entonces Austria, había sido hecho prisionero durante la Primera Guerra Mundial por las tropas del zar y llevado a un campo de concentración en Krasnoyarsk, Siberia. Tras le revolución soviética se unió al partido bolchevique y al Ejército Rojo. Se graduó en 1924 después de estudiar en la academia militar de Funze. Kleber nunca había puesto un pie en Canadá.