entrenamiento de francotiradores

“Un francotirador es un soldado de infantería dotado de buena puntería y capacidad de observar y localizar al enemigo, por bien oculto que esté, acecharle y esperar el momento en que pueda abatirlo de un solo disparo. Debe ser capaz de observar, interpretar e informar con precisión de los movimientos del contrario. Debe mirar sin ser visto y matar sin que le maten.”

Como puede deducirse de esta descripción oficial, para ser un francotirador debe dominarse una serie de técnicas.

El paqueo no significa sólo poseer buena puntería. Igualmente importantes son las cualidades de ocultación estima de distancias, observación, lectura de mapas e información. Para dominar todas estas técnicas hay que ser un tipo de soldado muy especial, y el curso de francotiradores que se imparte en la Real Infantería de Marina británica es, probablemente uno de los más duros, profesionales y en suma, mejores del mundo occidental.

Los aspirantes

El programa de seis semanas de duración, esta abierto a todos los miembros de las fuerzas armadas de la OTAN, y un curso no suele estar compuesto sólo de aspirantes de los Royal Marines, sino también de otros voluntarios europeos y norteamericanos. Un programa típico suele consistir en una docena de soldados profesionales instruidos por cuatro miembros del Equipo de Armas de Sección (S) de los Royal Marines: por lo general, un oficial, dos sargentos y un cabo.

Lo ideal es que el aspirante haya servido por lo menos dos años en su unidad antes de presentarse voluntario al curso. Pero lo más corriente es que antes se deba pasar una selección en la propia unidad de procedencia.

No fumadores

Lo mejor es que el aspirante no sea fumador. Un carraspeo a destiempo puede significar la muerte; además, la abstinencia de cigarrillos durante toda una operación puede provocar un estado de nerviosismo e irritabilidad que irá en detrimento de la eficacia personal. La percepción visual debe ser perfecta: las gafas son una servidumbre innecesaria. aparte de que pueden comprometer la ocultación, su perdida o rotura deja al usuario fuera de combate.

Además de estar preparado mental, física y psicologicamente para el trabajo, el aspirante debe ser un soldado de primer orden y dominar desde la vida en campaña al tiro de combate. La buena puntería no le convierte a uno necesariamente en un francotirador, pero un francotirador ha de poseer buena puntería. Si logra convencer a sus superiores de que es la persona adecuada, el aspirante tiene la posibilidad de ser destinado al Ala de Entrenamiento Especialista del Centro de Instrucción de Comandos de los Royal Marines, en Lympstone.

El primer día se dedica a la burocracia, que aunque prácticamente ocupa casi toda la jornada, los últimos periodos de la misma (unos 80 minutos) se aprovechan para dar una lección introductoria sobre el L96 A1.

Durante la teórica se explican las características del arma y se enseña la forma de desmontarla, montarla, cargarla y descargarla. Al día siguiente se trata de la manera de empuñarla, apuntarla y dispararla, así como las particularidades de la homogeneización del visor y cañón. Como en los demás aspectos del entrenamiento de los francotiradores, los alumnos aprenden primero todo lo que deben saber sobre un tema, y después pasan varias semanas poniendo en práctica la teoría, perfeccionando sus cualidades hasta que se convierten en su segunda naturaleza.

Como un juego

El ejercicio que viene a continuación no es realmente un juego: es el principio del entrenamiento del francotirador en la observación y memorización de todo cuanto ve. Durante el ejercicio inicial, se colocan 16 objetos sobre una mesa. Se dan 30 segundos para observarlos todos, durante los que el alumno es “molestado” por un instructor que les hace preguntas irrelevantes y pone música en la radio para distraer su atención. A continuación se le envía a dar una vuelta al edificio y finalmente, se le dejan cinco minutos para que escriba todo cuanto pueda recordar. Se espera que haga una descripción detallada de cada objeto. Si ha visto un lápiz, debe anotar su color e incluso el nombre del fabricante. A veces, para causar más confusión, los objetos se colocan sobre un mapa o, incluso, las paginas centrales de una revista “para hombres”; se ha llegado al extremo de que durante los cinco minutos de que dispone para escribir, ¡ha aparecido una auxiliar femenina semi-desnuda!

El resto de la primera semana se dedica sobre todo a más entrenamiento con el arma y a teóricas sobre el tiro de precisión. Se enseña a emplear el portafusil para dar estabilidad al L96 mientras se apunta y dispara, y también como apoyo del Telescopio del Regimiento de Exploradores que, junto con los prismáticos, es uno de los principales medios de observación del francotirador. Hacia el final de la semana se aprende a llevar el L96 durante la marcha táctica y a adoptar la que más convenga de entre las diversas posiciones de tiro.

Fotografía aérea

También durante la primera semana se imparte una introducción al mundo de la fotografía aérea con relación a la lectura de mapas. Un montaje monocromo de formas y ángulos debe ser interpretado como lo que realmente es: una zona determinada a vista de pájaro. En la práctica, cualquier buen francotirador ha de ser capaz de leer fotografías aéreas con la misma facilidad que los mapas ordinarios.

Otra habilidad es la del camuflaje y la ocultación. Un soldado profesional estará ya versado en estos temas (Ver Camuflaje), pero es evidente que un tirador de precisión debe ser un experto en el arte de confundirse con su entorno bien con su equipo, bien con medios de circunstancias. Para tal fin, cada hombre ha de prepararse su equipo de enmascaramiento.

El Uniforme

Este equipo especializado consiste en una gorra, una guerrera y unos pantalones miméticos, a los que se sujetan trozos de arpillera verde y de tela coloreada en marrón, beige y negro. La tela mimética debe cubrir la prenda de cabeza y gran parte de la guerrera, especialmente la espalda, y los pantalones, concentrándose en la parte posterior de las piernas por debajo de los muslos. La tela que se lleva en la guerrera debe ser lo bastante larga como para cubrir la parte superior de los muslos. Así mismo, dependiendo de la misión, también es aceptable otro tipo de prenda, como buzo, poncho, manta de ocultación, etc.

Francotiradores: El entrenamiento

Jugar al escondite

Los Royal marines imparten los cursos de francotiradores más duros. El francotirador necesita un cierto tipo de personalidad. Puede que tenga que trabajar solo durante periodos largos y en condiciones adversas. Debe tener un coeficiente intelectual alto, ser decidido, confiar en si mismo y poseer bastante sentido común, así como un instinto innato de cazador.

Francotiradores: El entrenamiento

Camuflaje del equipo:

Hay que camuflar todo el equipo. Los fusiles y los binoculares deben perder sus formas características y su peligrosa tendencia a despedir reflejos, por lo que, aparte de las lentes, han de cubrirse con tela mimética. Asegúrate bien que al hacerlo no interfieras en las partes móviles del fusil y recuerda que deberás quitar todo el camuflaje cada vez que vayas a efectuar el entretenimiento del arma.

Francotiradores: El entrenamiento

El Equipo del Francotirador:

Calándose el sombrero diseñado especialmente para francotiradores: ha sido pensado para disimular.

Francotiradores: El entrenamiento

Romper las formas:

La forma característica de la cabeza y los hombros. No se debe abusar de la mimetización delante del rostro, pues puede interferir en el campo visual. La aplicación de tela mimética en los binoculares reduce los reflejos que pudiera producir.

Francotiradores: El entrenamiento

Tela mimética:

El sol puede arrancar de sus superficies lisas y, una vez más rompe una silueta fácilmente identificable. Entretenimiento de un fusil L96 cuya caja ha sido fabricada en material mimetizado. Pueden emplearse bandas elásticas o cinta negra.

Francotiradores: El entrenamiento

Mimetización del arma:

Para sujetar trozos de vegetación al uniforme. La elección del calzado queda al albeldrio de cada cual: el más común son las botas de montaña civiles.

Francotiradores: El entrenamiento

Crema mimética:

Un soldado se dispone a aplicarse crema mimética. Algunos profesionales emplean el camuflaje facial multicolor al estilo norteamericano, pero otros prefieren la crema negra. Allá cada cual, pero el camuflaje ha de ser perfecto para impresionar a los instructores.

Francotiradores: El entrenamiento

Evitar reflejos:

El reloj queda oculto debajo de la muñequera o, sencillamente debajo de las mangas de la camisa o guerrera; sea como fuere, lo importante es que no emita reflejos que puedan delatar al portador. Obsérvese que encima de los guantes de cuero lleva otros de lana.

Francotiradores: El entrenamiento

Localizar objetos

Se entrena a los alumnos en el empleo de los binoculares de seis aumentos. Se colocan una serie de objetos en el suelo, a cierta distancia del aspirante, y este debe localizarlos e identificarlos en el menor tiempo posible.

Francotiradores: El entrenamiento

Capacidad de observación

Cuando se descubre alguna cosa con los binoculares, se echa mano del telescopio de 20 aumentos para examinarla con más detalle. Los instructores ponen especial acento en la capacidad de observar con precisión.

Francotiradores: El entrenamiento

Visor IWS

El visor (IWS) de arma individual es una ayuda esencial a la visión nocturna. A medida que el curso avance, se harán ejercicios de observación cada vez más difíciles con el fin de adquirir una percepción de primer orden.

Francotiradores: El entrenamiento

Interpretación de fotografía aérea

La interpretación de fotografías aéreas debe formar parte de la segunda naturaleza del francotirador. Éste debe practicar hasta que consiga leer este tipo de imágenes con la misma facilidad con la que interpreta un plano o un mapa ordinario.

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