Pearl Harbour y la Guerra del pacífico

La Guerra del Pacífico tuvo lugar en el océano Pacífico, sus islas y en Asia Oriental, entre 1941 y 1945. En la actualidad, muchos japoneses usan el término Guerra del Pacífico, mientras que otros emplean Gran Guerra de Asia Oriental.

En 1937, Japón re-emprendió su expansión por China, iniciándose la 2a Guerra Sino-japonesa. Tras librar dos batallas con llos soviéticos, con mal resultado, los japoneses ocuparon la Indochina, que era una colonia francesa, buscando acabar la larga lucha en suelo chino. Reino Unido, EE.UU. y otros países con intereses en la zona respondieron forzando un embargo económico que amenazaba con ahogar a Japón. Tras las fallidas negociaciones, los japoneses atacaron simultáneamente, sin previa declaración de guerra, a territorios controlados por Estados Unidos, Reino Unido, Tailandia y Países Bajos en diciembre de 1941.

Causas de la Guerra del Pacífico

La Guerra del Pacífico
Avance japonés entre 1937 y 1942.

Fecha 1937-1945
Lugar Asia y el Océano Pacífico
Resultado Victoria aliada. Rendición incondicional del Imperio de Japón
Cambios territoriales Japón perdió todas sus colonias

La Guerra del Pacífico tuvo lugar en el Océano Pacífico, sus islas y en Asia Oriental, entre 1937 y 1945. En la actualidad, muchos japoneses usan el término «Guerra del Pacífico» (太平洋戦争, Taiheiyō Sensō), mientras que otros emplean «Gran Guerra de Asia Oriental» (大東亜戦争, Dai Tō-A Sensō).

En 1937, Japón reinició su expansión por China, iniciándose la Segunda Guerra Sino-japonesa. Después de librar dos batallas con la Unión Soviética, con resultados adversos, Japón ocupó la Indochina, colonia francesa, buscando finalizar la larga contienda en China. El Reino Unido, los Estados Unidos y otras naciones con intereses en la región respondieron imponiendo un embargo económico que amenazaba con asfixiar al pequeño país. Después de fallidas negociaciones, Japón atacó simultáneamente, sin previa declaración de guerra, a territorios controlados por los Estados Unidos, el Reino Unido, Tailandia y Holanda en diciembre de 1941.

El ataque japonés no logró acabar con la Armada estadounidense en el Pacífico, aunque la debilitó. El Japón logró conquistar las Filipinas, Malasia, Birmania, las Indias Orientales Holandesas, Hong Kong y emprendió una ofensiva en el Océano Índico en 1942. El avance japonés se detuvó ese mismo año, luego de las derrotas en la batalla del Mar del Coral y la batalla de Midway, esta última con resultados desastrosos para el Japón.

En los siguientes años, Japón continuó lanzando ofensivas en China, sin obtener la rendición del gobierno de Chiang Kai-shek. Los británicos probaron al mismo tiempo ser incapaces de recuperar Birmania, pero lograron detener un ataque de japoneses e hindúes nacionalistas contra la India Británica.

El avance estadounidense por el Pacífico logró forzar una gran batalla naval conocida como la batalla del Mar de las Filipinas, donde la Armada nipona sufrió pérdidas irreparables, que fueron explotadas en la batalla del Golfo de Leyte. Desde entonces la superioridad naval estadounidense en el Pacífico fue indiscutible.

Para 1945, los aliados habían recuperado Birmania, Nueva Guinea, Borneo, las Filipinas, las Islas Aleutianas y ocupado territorio japonés, Iwo Jima, y ambos bandos se preparaban para prestar batalla en las grandes islas niponas. El lanzamiento de las bombas atómicas en agosto de 1945 coincidió con la invasión soviética de Manchuria, controlada por Japón desde 1933.

Japón aceptó la rendición incondicional 15 de agosto de 1945, siendo ocupado por tropas americanas y viendo reducida su extensión territorial a las islas del archipiélago principal.

La Guerra del Pacífico significó la caída del Imperio Japonés, convirtió a Estados Unidos en la primera potencia del Pacífico, inició el declive anglo-francés en el sudeste de Asia, y debilitó el gobierno nacionalista en China, que fue reemplazado luego por el gobierno comunista de Mao Zedong. La Unión Soviética conservó el control de sus territorios en el Lejano Oriente y luego participó en la división de Corea.

Los combatientes fueron Japón por un lado, y las potencias Aliadas de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a China, los Estados Unidos, el Reino Unido (y su India colonial), México, Australia, Filipinas, Holanda y Nueva Zelanda por el otro. La Unión Soviética rechazó un temprano ataque japonés en 1939, y permaneció neutral hasta el primer bombardeo atómico sobre Hiroshima.

Tailandia fue convencida tras el inicial ataque japonés a unirse a su bando. La Alemania Nazi y la Italia fascista también eran aliados de Japón, y unidades testimoniales de sus Armadas operaron en el Pacífico entre 1940 y 1945.

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Hirohito, Emperador del Japón.

Japón vivió un proceso de modernización acelerado a partir de la Era Meiji que le llevó de ser un país feudal de economía agraria bajo el Shogunato Tokugawa, a convertirse en la mayor potencia industrial de Extremo Oriente, en apenas 60 años. Este ritmo brutal creó un desfase entre el nivel tecnológico del país y sus costumbres, plasmado perfectamente en su sistema político; a pesar de ser nominalmente una democracia parlamentaria, el Ejército y la Marina eran dirigidos por los ministros de Guerra y Marina (que debían ser obligatoriamente generales o almirantes retirados o en activo), los cuales no estaban sujetos a la autoridad del Primer Ministro, sino directamente a la del Emperador. Los militares, por tanto, constituían un poder fáctico al margen del control de los políticos civiles, que solo contaban con la asignación de presupuestos como medida de presión, e intervenían activamente en la vida política del país. De las 29 personas que recibieron el cargo de Primer Ministro durante el periodo 1885 – 1945, 15 eran almirantes o generales retirados o en activo (durante el periodo 1932 – 1945 fueron 8 de 11).

Esta anómala situación, combinada con el paso de un ejército permanente a otro reclutado (lo que obligaba a dar instrucción militar a todos los jóvenes del país), favoreció la progresiva militarización de la sociedad japonesa; el ejército y la marina, escasamente controlados por el poder civil, definían sus propios objetivos y se peleaban por los recursos presupuestarios disponibles, pero ambos coincidían en su desprecio a la clase política. Se formaron grupos de opinión enfrentados dentro de las fuerzas armadas (el revolucionario Kōdōha y el llamado Tōseiha, respaldado el segundo por el emperador) que llevaban una «política paralela» a la del gobierno. Japón, un conjunto de islas con gran cantidad de población pero falta de recursos naturales, entró en el siglo XX con el firme propósito de imitar el sistema económico de las potencias occidentales, incluyendo el colonialismo, como forma de mantener su propio desarrollo, y volvió sus ojos hacia el continente asiático.

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Hideki Tōjō, Primer Ministro del Japón entre 1941 y 1944.

En 1894 Japón, que ya hacía tiempo que se disputaba la península de Corea con el Imperio Chino, inició la Primera Guerra Sino-japonesa con un ataque por sorpresa sin previa declaración de guerra. Para sorpresa de todos, el pequeño Imperio de Japón aplastó a las fuerzas del mastodóntico Imperio Chino, forzando un tratado de paz que le supuso la cesión de Taiwán, de las Islas Pescadores y de Liao-dong. La Rusia Imperial intentó limitar el dominio local de la emergente potencia: subvencionó el pago de las deudas de guerra chinas con Japón y, apoyada por Alemania y Francia, humilló a Tokio e impuso la restitución de Liao-dong a China.

Rusia y Japón se vieron desde ese momento implicadas en la lucha por la influencia en la parte noroeste de China. Rusia obtuvo la concesión para la construcción del ferrocarril Transmanchuriano, y aumentó su presencia militar en el sector con la creación de una base naval en Port Arthur, en la parte sur de la península de Liao-dong. La política rusa se encaminaba a desarrollar su influencia sobre toda Manchuria y Corea. Japón se inquietó e intentó en un principio negociar una repartición de áreas de influencia en Manchuria, aunque sin éxito. De modo que en 1904 la Marina Imperial Japonesa atacó y destruyó (de nuevo sin previa declaración de guerra) la flota rusa estacionada en Port Arthur. Japón estaba bien preparado, dominaba los mares de la zona en conflicto y sus bases estaban cerca de la zona. Por el contrario, Rusia estaba minada por tensiones internas, dirigida en el este por un mando incompetente e incapaz de asegurar un enlace eficaz con el oeste, ya que el Transiberiano era su única vía terrestre, por lo que no pudo plantar cara. La Guerra Ruso-japonesa terminó en 1905 con un armisticio que humilló a Rusia y dejó Liao-dong en manos de Japón, junto con la mitad meridional de la isla Sajalín y la preeminencia absoluta sobre Corea. En 1914, Japón declaró la guerra a Alemania, consiguiendo al final de la Primera Guerra Mundial las posesiones alemanas del Océano Pacífico septentrional.

En la década de los 30 la posición política de los militares en Japón era cada vez más dominante. El poder político estaba controlado por los grupos de presión dentro del Ejército y la Armada, hasta el punto de que ocurrieron varios golpes de estado y atentados por parte de cadetes y oficiales jóvenes del Ejército y la Marina contra ministros y altos cargos que estorbaban los intereses de las camarillas militares. Estas acciones llegaron a costar la vida incluso de un Primer Ministro en 1932, lo que supuso el final a todos los efectos de cualquier intento de controlar al ejército desde el gobierno: la clase política era consciente de que simplemente emitir en público una opinión desfavorable hacia las fuerzas armadas significaba arriesgarse a morir a manos de un ultranacionalista en un arranque de patriotismo.

En 1931, usando como casus belli unos supuestos incidentes transfronterizos, Japón invadió Manchuria, que convirtió en 1932 en Manchukuo, estado independiente bajo protectorado japonés, junto con Jehol. Las críticas internacionales por esta acción llevaron a Japón a retirarse de la Sociedad de Naciones al año siguiente.

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Emperador Kangde de Manchukuo, gobierno títere puesto en el poder
por los japoneses al norte de China entre 1931 y 1945.

La expansión Japonesa

La Guerra del Pacífico
Este mapa muestra, en violeta, la extensión del territorio chino ocupado por Japón en el año 1940

Esta tensión creciente se convertiría en una guerra abierta el 7 de julio de 1937, cuando tropas japonesas estacionadas en Manchuria se enfrentaron al ejército de la República de China en las cercanías del Puente de Marco Polo, unos veinte kilómetros al oeste de Pekín. Esta batalla comenzó porque las tropas japonesas creían erróneamente que uno de sus hombres había sido hecho prisionero por los chinos. Japón exigió disculpas formales a China, lo cual fue rechazado por el hombre fuerte de China en aquellos momentos, Chiang Kai-shek, que ordenó al ejército luchar contra los japoneses en el norte y el 14 de agosto mandó a la fuerza aérea del ejército chino a bombardear los barcos de la marina japonesa anclados frente a las costas de Shanghái.

La violenta reacción china provocó la movilización del ejército japonés que en poco tiempo había logrado hacerse con el control de la región de Pekín y Tianjin en el norte y atacaron la bahía de Hangzhou en el sur.

La guerra abierta con Japón puso fin a los intentos de Chiang Kai-shek de unificar el país. Ante el avance japonés, el gobierno del Kuomintang se vio obligado a abandonar la capital Nanjing, replegándose hacia el interior, primero a la ciudad de Wuhan y, después, a la ciudad interior de Chongqing, lugar remoto desde el cual parecía difícil llevar a cabo una contraofensiva.

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Tropas japonesas a unos veinte kilómetros al norte de Shanghai.

El ejército japonés ocupó la mayor parte de la franja costera oriental de China, controlando los principales centros de producción económica. Al régimen títere de Manchukuo se sumaron otros tres regímenes títeres, uno en Mongolia Interior, que los japoneses querían separar de China como habían hecho con Taiwán y Manchuria, y otros dos regímenes títeres en Pekín y Nanjing. En esta última ciudad las tropas japonesas entraron el 13 de diciembre de 1937 desencadenando una campaña de extraordinaria violencia contra la población civil, la llamada masacre de Nanjing, en la que murieron miles de personas (las estimaciones varían desde unas 20.000 a 200.000 víctimas, según las fuentes).

La invasión japonesa supuso también el final de la persecución a la que el gobierno del KMT había sometido al Partido Comunista de China. El estado de crisis nacional forzó la colaboración entre el KMT y el Partido Comunista. Aunque Chiang Kai-shek era al principio reacio a esta colaboración con el Partido Comunista, tuvo que aceptarla a raíz del incidente de Xi’an, cuando el mariscal Zhang Xueliang, militar favorable a una alianza entre el KMT y el Partido Comunista que controlaba la región de Shaanxi, detuvo a Chiang Kai-shek en Xi’an, manteniéndolo prisionero hasta que aceptó el establecimiento de un frente común entre el KMT y los comunistas para defenderse frente a la agresión japonesa.

La invasión japonesa permitió así al Partido Comunista reagruparse en su base norteña de Yan’an, ciudad desde la cual controlaban una parte de Shaanxi y de Mongolia Interior, así como la totalidad de Gansu y Ningxia. Muchos intelectuales afines al Partido Comunista, como la escritora Ding Ling, se unieron a los comunistas en Yan’an, mientras el régimen debilitado de Chiang Kai-shek mantenía un control tenue sobre el sur de China desde la capital provisional de Chonqqing.

Los Estados Unidos y el Reino Unido reaccionaron ante las acciones militares de Japón en China imponiendo un embargo de metal en bruto seguido por uno de petróleo, una congelación de bienes y el cierre del Canal de Panamá para naves japonesas. Las negociaciones diplomáticas alcanzaron su punto culminante con la Nota de Hull el 26 de noviembre de 1941, el cual fue descrito por el primer ministro Hideki Tōjō como un ultimátum. El embargo petrolero era especialmente peligroso para Japón, pues carecía de recursos petroleros propios.

Los líderes japoneses decidieron que sólo les quedaban tres opciones: ceder ante las demandas de los Estados Unidos y el Reino Unido y retirarse de China, esperar que la escasez de petróleo debilitara a sus fuerzas, o aumentar las dimensiones del conflicto e intentar adquirir las fuentes de petróleo del Sudeste asiático. Finalmente se decidieron por esta última opción.

Los japoneses estaban tremendamente impresionados con la Batalla de Tarento del Almirante Andrew Browne Cunningham, donde unos cuantos biplanos Swordfish ingleses lanzaron una ofensiva desde un portaaviones mucho más cercano a los objetivos que la base principal británica en Alejandría, inhabilitando a la mitad de la flota italiana y forzando su retirada a Nápoles.

Yamamoto envió una delegación naval a Italia, que concluyó que una versión más grande y mejor soportada que la brillante maniobra de Cunningham podría forzar a la flota estadounidense a retirarse hasta California, dando tiempo para alcanzar la «Gran Esfera de Co-Prosperidad del Sudeste Asiático» — lo que implicaría tomar el control de las reservas petroleras de las Indias Orientales Holandesas, que permitiría incrementar la capacidad defensiva. Más importante aún, la delegación regresó a Japón con el secreto de los torpedos de poca profundidad que los ingenieros de Cunningham habían ideado.

En el verano de 1941, Japón creó y probó en secreto torpedos que podían ser lanzados desde las aguas poco profundas de Pearl Harbor. Los esfuerzos dieron como resultado el torpedo Tipo 95, que causó la mayoría de los daños a las naves estadounidenses. Los técnicos de armas japoneses también produjeron bombas especiales de penetración de blindaje, al incorporar aletas en proyectiles navales de 14 y 15 pulgadas. Lanzadas desde 10.000 pies (~ 3000 m), serían capaces de penetrar las cubiertas blindadas de los destructores y cruceros estadounidenses amarrados en Pearl Harbor.

El ataque a Pearl Harbour

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Explosión de un torpedo en el USS West Virginia, visto desde un avión japonés.

Durante el año 1941 las relaciones diplomáticas entre Japón y Estados Unidos eran tensas, ya que el presidente Franklin Delano Roosevelt había bloqueado los suministros petrolíferos a Japón y había congelado todos los créditos japoneses en los Estados Unidos.

En ese momento, Alemania estaba luchando contra Rusia y Hitler propuso que Japón atacase Siberia y acorralar así a los rusos. Pero los japoneses desconfiaban de su aliado alemán, y Japón quería atacar Estados Unidos para asegurarse una mejor posición ante la creciente hegemonía alemana.

En la mañana del ataque, la estación de radar «Opana Point» del Ejército estadounidense detectó a la fuerza japonesa, pero la alerta fue confundida con la prevista llegada de aviones estadounidenses B-17 y fue descartada. Algunos navíos comerciales pudieron haber informado de tráfico «inusual» de radio. Numerosos aviones estadounidenses fueron derribados a medida que el ataque se aproximaba; al menos uno de ellos transmitió por radio una alerta algo incoherente. Otras alertas estaban aún siendo procesadas o en espera de confirmación cuando comenzó el ataque. El ataque a Pearl Harbor empezó a las 7:53 del 7 de diciembre, hora de Hawai, es decir, a las 3:23 del 8 de diciembre, hora de Japón. Los aviones japoneses atacaron en dos oleadas; un total de 353 aviones llegaron a Oahu. La primera oleada era conducida por Mitsuo Fuchida.

Los vulnerables aviones torpederos encabezaron la primera oleada de 183 máquinas, aprovechando los primeros momentos de sorpresa para atacar lo que se esperaba fueran portaaviones y acorazados, mientras que los bombarderos atacaban en picado las bases aéreas estadounidenses en Oahu, comenzando por Hickam Field, la más grande, y Wheeler Air Field, la principal base de aviones de caza. Los 170 aviones de la segunda oleada atacaron Bellows Field y Ford Island, una base aeronaval y de infantería de marina en el centro de Pearl Harbor. La única oposición provino de aviones P-36 Hawk y P-40 Warhawk que realizaron 25 salidas y del fuego de la artillería naval antiaérea.

Noventa minutos después de iniciarse, el ataque había concluido. Habían perdido la vida 2.403 estadounidenses, entre ellos 68 civiles, muchos de ellos alcanzados por proyectiles antiaéreos que cayeron sobre Honolulú, y otros 1.178 habían sido heridos. Dieciocho navíos habían sido hundidos, incluyendo cinco acorazados.[1]

La mayoría de los 188 aviones norteamericanos que fueron destruidos y de los 155 que fueron dañados, recibieron los impactos en tierra. Los ataques a los barracones mataron a más pilotos. El fuego amigo derribó varios aviones. Entre los japoneses 55 pilotos y nueve tripulantes de submarino sucumbieron durante el ataque. De los 441 aviones de Japón (350 de los cuales tomaron parte en el ataque) se perdieron 29 durante la batalla (nueve en la primera oleada y veinte en la segunda) y otros 74 fueron dañados por fuego antiaéreo desde tierra. Más de veinte de los aviones que aterrizaron a salvo en los portaaviones eran irreparables.

Al día siguiente, el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Japón, siendo el único voto en contra el de Jeannette Rankin. Los Estados Unidos estaban iracundos por el ataque y porque no habían recibido una notificación de ruptura de relaciones previa, considerando ambas acciones como traicioneras. Roosevelt firmó la declaración de guerra el mismo día, refiriéndose al anterior como «una fecha que vivirá en la infamia» al dirigirse a la sesión conjunta del congreso. Continuando la intensificación de la movilización militar, el gobierno de los EE.UU. comenzó a adoptar una economía de guerra.

El ataque japonés fue un gran error estratégico para el Eje porque introducía un nuevo país a los Aliados. Además, los japoneses tuvieron que librar una guerra contra una coalición de naciones encabezada por los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra, India y China. Las fuerzas navales entre los dos bandos eran de potencia similar.

La invasión de Tainandia

japoneses en saigon
Tropas de ocupación japonesas en Saigón

El 8 de diciembre de 1941, pocas horas después del ataque a Pearl Harbor, Japón exigió el derecho de trasladar tropas a través de Tailandia a la frontera malaya. Los japoneses desembarcaron en Bangkok y varios lugares a lo largo de la costa este de Tailandia meridional, donde se enfrentaron al ejército tailandés por seis a ocho horas antes que el ejército tailandés determinara que hubiera sido imposible defender el reino. Poco más tarde se concedió a Japón libre tránsito y el 21 de diciembre de 1941, Tailandia y Japón firmaron una alianza con un protocolo secreto en el cual Tokio acordaba ayudar a Tailandia a recuperar territorios perdidos a las potencias coloniales, Gran Bretaña y Francia, y Tailandia acordaba dar asistencia a Japón en su guerra contra los aliados.

El Reagrupamiento Aliado

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Marines estadounidenses descansan en el campo en Guadalcanal, alrededor de agosto-diciembre de 1942.

Después de invadir Tailandia, los japoneses continúan expandiéndose. Conquistaron muchas islas del Pacífico e invadieron Malasia en ese entonces colonia británica. El 15 de febrero de 1942 los japoneses ocuparon la gran base naval de Singapur, la base estaba muy bien preparada para un bombardeo naval, pero los japoneses realizaron un bombardeo terrestre. Esta conquista dejó a las fuerzas aliadas sin ningún dique de carena entre Australia y Hawaii. 

El Mar de Coral y Midway: el punto de inflexión

Los japoneses, que ya dominaban una amplia área en la zona del Pacífico, pensaban en conquistar Australia.en mayo de 1942, Una flota nipona avanzó y tomó el puerto de Tulagi (Islas Salomón), y una segunda fuerza, superior a la primera, avanzaba hacia el sureste de Nueva Guinea. esta flota fue interceptada por buques de exploración estadounidenses y comenzó la Batalla del Mar del Coral. Varios aviones americanos, salieron de sus portaaviones para bombardear a la flota japionesa. Japón perdió 3.500 hombres, 2 destructores, 2 portaaviones, numerosos buques y 100 aviones; Estados Unidos sufrió la pérdida de 65 aviones, 1 portaaviones y 1 destructor, y la pérdida de 540 soldados.

La batalla del Mar del Coral fue la primera batalla de la Historia en la que combatieron directamente portaaviones en ambos bandos, así como la primera en la que las unidades navales nunca se vieron directamente ni estuvieron al alcance de su armamento artillero.

Japón continuó su avance por el pacífico sobre la isla de Midway. La flota aliada utilizó una máquina especial para decodificar las señales navales japonesas e interceptar un mensaje ultrasecreto. Así se enteraron del plan enemigo que consistía en bombardear la isla de Midway. Mientras los japoneses atacaban la isla con bombarderos, la flota aliada atacó por sorpresa a la japonesa y hundió muchos de sus barcos.

Los japoneses perdieron cuatro portaaviones, un crucero pesado, 260 aviones y 3.052 hombres. Estados Unidos perdió un portaaviones, un destrucctor, 154 aviones y 250 hombres.

Estas batallas marcaron un punto de inflexión en el avance japonés y tuvieron drásticas consecuencias para el trascurso de la guerra:

Para JapónPara Estados Unidos
Cambio del escenario estratégico: de ahora en adelante los japoneses perderían gradualmente su eficacia en las posesiones logradas en el Pacífico por no poder defenderlas, antes del 4 de junio de 1942, Japón se paseaba invencible por el Indico, después del 4 de junio sus victorias estaban hipotecadas.La derrota japonesa demostró al alto mando estadounidense que el concepto del acorazado estaba muerto, y que las victorias dependerían de la aviación aeroembarcada.
Pérdida del sentido de invencibilidad del Japón: el mal de victoria que se inculcó desde la guerra de 1905 con Rusia desapareció súbitamente el 4 de junio de 1942. La derrota sufrida se prendó tan intensamente en el alto mando japonés a tal extremo que se censuró estrictamente a la prensa y a los participantes de la batalla.La victoria permitió demostrar a los americanos que «se podía hacer el trabajo» con las herramientas necesarias.
Pérdida de capacidad ofensiva aeronaval: de ahora en adelante el Japón tendría que reconvertir nuevos buques para suplir a los portaaviones hundidos, en efecto, los acorazados clase Hyuga fueron reconvertidos en portahidroaviones, el Mogami tuvo el mismo destino, el tercero de los Yamato en construcción se convertiría en el portaaviones más grande del mundo en ese entonces, el Shinano.Tanto las Hawai como la costa oeste de Norteamérica ya no estaría expuesta a los cañones embarcados del Japón.
Pérdida de las mejores naves, tripulaciones aéreas y pilotos experimentados, nunca más el Japón iba a tener el mismo potencial guerrero.Ganancia progresiva de la iniciativa estratégica militar y hegemónica del escenario del Pacífico.
Declinación de la estrella de Isoroku Yamamoto, después de esta batalla la ascendencia de Yamamoto en los círculos estratégicos perdió fuerza.Midway constituyó la vuelta de mano por Pearl Harbor para los norteamericanos, la maquinaria industrial americana se volcó completamente en el esfuerzo de guerra.

Nueva Guinea y las islas Salomón

Las fuerzas terrestres japonesas continuaron avanzando en las Islas Salomón y en Nueva Guinea. Se enfrentaron a un inexperto batallón australiano que fue vencido con facilidad. Pero la marina aliada y 16.000 soldados de Estados Unidos asaltaron el 7 de agosto de 1942 la isla de Guadalcanal en las Islas Salomón, entonces ocupada por Japón. También fueron asaltadas simultáneamente las islas de Florida, Tulagi, Gavutu y Tanambogo.

Los japoneses estaban construyendo un aeropuerto en la isla, desde el cual podrían mandar aviones e interceptar las rutas marítimas entre EE. UU. y Australia. Los estadounidenses, australianos y neozelandeses decidieron atacar y tomar el aeropuerto antes de que estuviera terminado. Gracias al factor sorpresa, tomaron el aeropuerto casi sin oposición, finalizando las obras y bautizándolo con el nombre de Henderson Field. Pero lo que parecía una fácil victoria se complicó: los japoneses contraatacaron, y esta vez los sorprendidos fueron los aliados, que perdieron varios buques (de hecho, el 8 de agosto de 1942 los aliados sufrieron la mayor derrota naval de la guerra, después de Pearl Harbour, al perder 4 cruceros pesados en la Batalla de la isla de Savo) y vieron interrumpidas sus rutas de suministros a la isla, aunque consiguieron conservar el aeropuerto, lo que, a la larga, acabaría siendo decisivo para su victoria.

Unas treinta mil personas murieron en Guadalcanal. El infructuoso intento japonés de recuperar el aeropuerto acabó costándoles cerca de 24.000 muertos. Los 6.000 restantes fueron soldados aliados. No todos los muertos fueron de heridas de guerra: muchos de ellos murieron debido a la malaria y otras enfermedades tropicales. En este sentido, las tropas aliadas contaron con la ayuda de un mejor equipo médico.

Pero en los finales del 1942, los Aliados, al mando del General Douglas MacArthur tomaron las playas de Nueva Guinea en la batalla de Buna y Gona. Los japoneses se retiraron a los montes del centro de la isla.

En marzo de 1943, la Junta de Jefes de estado mayor de E.E.U.U. aprobó el plan estratégico de Douglas MacArthur, conocido como Operación Cartwheel, cuyo objetivo era capturar la base principal japonesa en Rabaul a base de ocupar posiciones estratégicas para usarlas como bases avanzadas. Durante 1944 se modificó el plan general a fin de sobrepasar Rabaul y dejar sitiadas a las fuerzas japonesas fortificadas allí. Inicialmente la mayoría de las fuerzas de tierra eran australianas, pero se incorporó al teatro de operaciones una cantidad cada vez mayor de fuerzas norteamericanas, incluyendo el Sexto Ejército de los E.E.U.U. (también conocido como Fuerza Alamo), y más adelante el Octavo Ejército.

La Guerra de Birmania

Los japoneses invadieron Birmania en 1942 e hicieron acuerdos con Aung San y su ejército Birmano, que creció espectacularmente y cambió varias veces de nombre por intereses japoneses, que además adiestraron muchas unidades de éste. Los japoneses ordenaron a Ba Maw formar un gobierno para declarar independiente a Birmania. Todo era ilusión y Ba Maw una marioneta y Aung San se vio desilusionado y buscando ayuda comunista. Aung San movilizó a su ejército y en contacto con los Aliados a través de los británicos, propició la revuelta de marzo de 1945 contra los japoneses.

El Principio del Fin: La batalla de Saipan

La Batalla de Saipán fue un combate situado dentro del marco de la Guerra del Pacífico, correspondiente a la Segunda Guerra Mundial, librado en la isla de Saipán (Islas Marianas) entre el 15 de junio y el 9 de julio de 1944.

La 2ª y 4ª divisiones del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, junto con la 27ª de Infantería del Ejército, constituían las fuerzas militares puestas bajo el mando del Teniente General Holland Smith. Éstas conseguirían derrotar a la 43ª división del Ejército Imperial Japonés, bajo el mando de Yoshitsugu Saito.

La Guerra del Pacífico
Vehículos de desembarco anfibio rumbo a la costa, el 15 de junio de 1944. En primer plano, el USS Birmingham, desde donde se toma la fotografía; a lo lejos, el crucero que abre fuego es el USS Indianapolis

Trasfondo histórico

En las campañas que se sucedieron entre 1943 y la primera mitad de 1944, los Aliados habían conseguido capturar las Islas Salomón, las Islas Gilbert y las Islas Marshall, así como la península de Nueva Guinea. Tales conquistas llevaron a los Aliados a las puertas de la línea de defensa principal que Japón había dispuesto en el Océano Pacífico, constituida por las Islas Carolinas, las Islas Palau y las Islas Marianas. Tales territorios se encontraban en manos japonesas desde el final de la Primera Guerra Mundial, habiendo sido fortificados a conciencia.

Los Aliados, con el objetivo de romper esta línea, iniciaron dos campañas ofensivas. Por un lado, el General Douglas MacArthur avanzaría a través de Nueva Guinea y Morotai hasta Filipinas. Por otro, el Almirante Chester Nimitz atacaría las islas Marianas, que habían adquirido gran valor estratégico con la introducción del nuevo bombardero de largo alcance B-29, que podría recorrer los 2400 km que separaban a las islas Marianas de Tokio.

Los japoneses, que ya esperaban un ataque sobre su perímetro defensivo, pensaron que probablemente la ofensiva se produciría en las Islas Carolinas. Para enviar refuerzos y suministros a las tropas allí guarecidas, necesitaban de superioridad aérea y naval, de manera que comenzó a prepararse un ataque basado en Portaaviones que habría de llevarse a cabo en el mes de junio de 1944, bajo el nombre de Operación A-Go.
 

Batalla

Los bombardeos sobre Saipán, en los que participaron quince acorazados, comenzaron el 13 de junio de 1944. Se dispararon, aproximadamente, un total de 165.000 proyectiles.

En un principio, siete acorazados rápidos modernos lanzaron 2.400 disparos con cañones de 16 pulgadas (400 mm.), aunque tuvieron que permanecer a casi 11 km de la costa para evitar los previsibles campos de minas dispuestos por Japón. Además, la tripulación de los buques no poseía experiencia en el bombardeo costero.

Al día siguiente, ocho acorazados anteriores a Pearl Harbor y once cruceros bajo el mando del Almirante Jesse B. Oldendorf reemplazaron a los acorazados rápidos. No obstante, la escasez de suministros y municiones comprometieron la eficiencia de su tarea.[1]

El día 15 de junio de 1944, a las 9:00, más de 300 vehículos de desembarco anfibio tomaron tierra, dejando a 8.000 marines en la costa occidental de la isla de Saipán. De esta manera, la operación que había comenzado un par de horas antes, y que había costado la destrucción de 20 tanques anfibios gracias a la preparadísimas baterías de artillería japonesa, empezaba a dar sus frutos. A la caída de la noche, las divisiones 2ª y 4ª de Marines habían conseguido establecer una cabeza de playa de aproximadamente 10km que penetraba hasta 1km hacia el interior insular.[2]

El contraataque japonés se produjo cuando ya había entrado la noche, aunque sería repelido, sufriendo, eso sí, muchas bajas. El 16 de junio, unidades de la 27ª división de infantería de Estados Unidos desembarcarían en la isla, y comenzarían el avance sobre el aeropuerto Aslito. Nuevamente se produciría un contraataque nocturno, que de nuevo fracasaría. Finalmente, el 18 de junio, Yoshitsugu Saito, el comandante japonés, abandonaría el aeropuerto.

La invasión de Saipán sorprendió a los japoneses, que esperaban que el ataque se produjera mucho más al Sur. El almirante Soemu Toyoda, comandante en jefe de la Armada Imperial Japonesa, vio una oportunidad para poner en acción su fuerza aeronaval y atacar a la Armada de los Estados Unidos, poniendo en marcha la llamada Operación A-Go, que se llevaría a cabo el 15 de junio.

El resultado sería la Batalla del Mar de Filipinas, un auténtico desastre para los japoneses, que perdieron tres portaaviones y cientos de aeronaves. Como consecuencia, las guarniciones que defendían las Islas Marianas perderían toda esperanza de recibir refuerzos y suministros, con lo que Japón perdía toda esperanza de vencer en Saipán.

Pese a la desesperada situación, los japoneses estaban decididos a luchar hasta el último hombre, de manera que Saito reorganizó sus tropas, disponiéndolas en una línea defensiva a lo largo del monte Tapotchau, confiando en la desventaja ofensiva que supone el terreno montañoso del interior de la isla. Los apodos que los estadounidenses pusieron a los puntos calientes del combate («Hell’s Pocket»,[3] «Purple Heart Ridge»[4] o «Death Valley»[5] ) muestran la crudeza de la batalla que tuvo lugar.

Los japoneses trataron por todos los medios de retrasar el avance americano, valiéndose para ello de la multitud de cavernas y cuevas que ofrecía la orografía volcánica, y que servían de escondite diurno donde esperar a la caída de la noche, momento que aprovechaban para realizar incursiones y desgastar al enemigo. Esto provocaría que el ejército estadounidense cambiara de estrategia, desarrollando tácticas que contrarrestasen la guerra planteada por Japón. De esta manera, utilizarían unidades dotadas de lanzallamas apoyadas por la artillería y cubiertas por ametralladoras para despejar los escondites enemigos. Cabe destacar la utilización del Código Navajo por los operadores de radio, que posibilitaron la impermeabilidad de las comunicaciones del ejército de Estados Unidos, pues no podían ser interpretadas por los japoneses.

Cuando la derrota japonesa ya era inminente, multitud de civiles se suicidaron, fruto de la propaganda que el gobierno nipón había hecho, y que mostraba a los estadounidenses como bárbaros y salvajes que torturarían, violarían y asesinarían a la población no beligerante. Los esfuerzos de los estadounidenses para detener los suicidios masivos fue, en su mayor parte, inútil. Destaca la intervención de Guy Gabaldon, soldado de origen mexicano, que consiguió convencer a muchos japoneses de que los americanos no eran bárbaros, evitando así muchos suicidios.

El capitán japonés Sakae Oba resistiría en las montañas, junto con 46 hombres, hasta el 1 de diciembre de 1945, fecha en la que se rindieron.

 

Consecuencias

La derrota japonesa supuso la caída del Primer Ministro Hideki Tōjō, quien fue relevado como Jefe del ejército, dimitiendo así junto con su gabinete el 18 de julio de 1944.[6]

Tras la batalla, Saipán se convirtió en una base de operaciones muy importante en las Marianas, y jugó un papel esencial en la invasión de Filipinas que acontecería en octubre del mismo año. Además, la base aérea de Saipán sería utilizada para los bombardeos de Filipinas, las Islas Ryukyu y Japón.

El Principio del Fin: La batalla del Mar de las Filipinas

La Guerra del Pacífico
Batalla del Mar de Filipinas

La Batalla del Mar de Filipinas fue una batalla aeronaval que tuvo lugar durante la Campaña del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial, y que enfrentó a la Armada Imperial Japonesa y a la Armada de los Estados Unidos en el Mar de Filipinas, cerca de las islas Marianas, entre el 19 y el 20 de junio de 1944, durante la ocupación por las tropas estadounidenses de la isla de Saipán (batalla de Saipán) para posteriormente invadir la isla de Tinian (Batalla de Tinian), dos islas de las islas Marianas del Norte.

Esta batalla, que se enmarca en el cuadro de la Operación Forager, finalizó con un completo desastre para las fuerzas japonesas, que perdieron la casi totalidad de su aviación naval embarcada, así como dos tercios de los portaaviones participantes en la batalla. Ello es así hasta el punto de que los pilotos estadounidenses acuñaron para esta batalla la expresión The Great Marianas Turkey Shoot (el tiro al pato de las Marianas).

De resultas de esta batalla, la Marina Imperial japonesa perdió la parte principal de su fuerza de combate en términos de aviación naval.

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