trenes hacia auschwitz

«… Todavía los dos permanecen juntos, a un lado el marido, al otro su mujer y su hijo. Hay muchos otros, también personas mayores, un padre viejo y frente a él la madre tan debilitada. También hay hermanos que con sus ojos buscan a sus tan queridas hermanas. Nadie sabe lo que ocurrirá aquí en unos momentos. Sin embargo cada uno de ellos intuye que les espera la selección …»

(Notas tomadas del diario del preso judío Salmen Gradowski, descubiertas, después de la guerra, en el campo.)

«… Ahora el médico de las SS empieza a separar a aquéllos que según él todavía están capacitados para trabajar de aquéllos que ya no lo están. Las madres con hijos pequeños por principio se consideran incapacitadas para trabajar. Asímismo todas las personas que le parecen enfermizas o débiles.
Escaleras de madera portátiles son acopladas atrás a los camiones y aquellas personas, que el médico de las SS ha seleccionado como incapacitadas para trabajar, tienen que subir a los camiones. Los hombres de las SS del departamento de registro contabilizan a cada una de las personas que sube estas escaleras. Asimismo registran a todos aquéllos que son considerados capacitados para trabajar y que deben prepararse para la marcha al campo de hombres o de mujeres» De las Memorias del Unterscharführer de las SS, Perry Broad.

«Delante de nosotros un oficial de las SS. Obersturmführer. Un soldado le llama así. Supuestamente es médico. Sin bata blanca. Sin estetoscopio. De uniforme verde. Con una calavera. Salimos de la fila uno a uno. Su voz es tranquila. Casi demasiado tranquila. Pregunta por la edad, la profesión, si estás bien de salud. Pide que le enseñemos nuestras manos. Oigo algunas respuestas. Cerrajero – a la izquierda. Administrativo – a la derecha. Médico – a la izquierda. Obrero – a la izquierda. Almacenista de la empresa Bata – a la derecha. Ebanista – a la izquierda. Entonces le toca a mi padre. Peón. Sigue el mismo camino que el administrativo y el almacenista. Tiene 55 años. Puede que ésta sea la razón. Entonces me toca a mí. 23 años, estoy bien de salud, obrero de construcción de carreteras. Callos en las manos. Qué bueno es tener callos».

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