mapa del tesoro

El Galón Santa María del Rosario perteneciente a la Gran Armada, navegaba con problemas en las aguas del Canal en la mañana del 1 de septiembre de 1588, había perdido su bauprés en una colisión que acabó derribando también el palo mayor.

Con dificultades en el gobierno, y sin poder seguir el paso del resto de la flota, se separó hasta que pudiese reparar sus daños y reunirse de nuevo con la Invencible, habiendo jurado su capitán D. Pedro de Valdés que si era necesario moriría hasta el último hombre -el incluido- antes de rendir la nave al enemigo. Al amanecer se divisó una barco y un bote que se acercaba al galeón. Desde el bote se exigió la rendición inmediata de la nave, a lo que el capitán respondió ¿bajo qué condiciones? ¡bajos mis propias condiciones! gritó Drake. D Pedro, al saber contra quién se enfrentaba y «al inquietarse por el renombre y celebridad de su nombre» se rindió sin disparar un solo tiro, porque como diría a Drake cuando este lo recibió en su barco con grandes agasajos: «había decidido morir en combate pero no considero ningún deshonor rendirme ante el mejor marino de la época». Tal era el terror que provocaba el nombre de Francis Drake entre los españoles. Aunque este es un capítulo a parte de la vida de Drake como corsario, sirve para ilustrarnos la capacidad y olfato que tenía para las presas, porque el galeón transportaba gran parte del dinero asignado a la empresa inglesa 55.000 ducados de oro de los que Drake recibió su parte y que D. Pedro había jurado arrojar al mar en última instancia; la mejor y prácticamente única presa inglesa de toda la campaña.

Cuando los españoles empezaron a enviar barcos cargados con el oro procedente de los saqueos a los indígenas, los barcos empleados ya no eran las torpes embarcaciones de un solo mastil con velas cuadradas que eran habituales en el Atlántico durante la edad media, los cascos y aparejos se habían refinado lo suficiente como para poder maniobrar y encontrarse con otros barcos con los que poder librar combate, aunque los grandes galeones que eran el núcleo de las armadas eran barcos torpes con elevadas superestructuras en sus castillos de proa y popa que no mejoraban sus cualidades marineras. Las naves mas pequeñas, no preparadas para el combate -que todavía se entendía como un combate terrestre en el mar siendo los caballeros los encargados de capturar las naves contrarias, usándose los cañones solo para disparos a quemarropa con metralla antes de pasar al abordaje-, eran mucho mas marineras, maniobrables y veloces con la mayoría de los vientos que las pesadas naves tesoreras, capaces de realizar rápidas expediciones de duración, al principio hasta los puertos de llegada de los tesoros, y luego en alta mar.

Por otra parte la flota castellana era débil, apenas podían transportar unos pocos colonos, y la plata y parte del oro simplemente no podía ser enviado por falta de transportes. Esta debilidad, y los deseos de otras naciones de obtener su parte de la fortuna del imperio, llevaron al empleo de corsarios con patrocinio real contra los atestados y débiles barcos que transportaban la mayor cantidad de riqueza que se hubiese visto junta. Incapaces incluso de usar su par de herrumbrosos cañones contra los aguerridos asaltantes, que usaban su artillería de pequeño calibre para barrer las cubiertas españolas y facilitar el abordaje, porque un barco hundido no rinde beneficios.

Después de tres meses de navegación y numerosas aventuras y contratiempos, tres carabelas que transportaban parte del tesoro de Hernán Cortés arrivaron hasta las Azores. Allí se enteraron de que un grupo de corsarios Franceses merodeaba por el cabo de S. Vicente en su espera. Faltando pocos días para la arrivada a Sevilla, no había rastro de corsarios. Pero un día de Junio de 1523, divisaron una vela en horizonte seguida de otras cinco. Aunque los españoles intentaron presentar batalla, su artillería era poca y defectuosa y lo único que pudieron hacer fue aguantar las andanadas de los franceses, que derribaron los palos de una, y abrieron brechas en la obra muerta de otra, pudiendo escapar la tercera hasta Sevilla. Después de un diluvio de metralla, los franceses engancharon con garfios a las carabelas, y procedieron al abordaje, capturando incluso la nave insignia que transportaba el tesoro real. Después de inventariar las existencias de las bodegas, obtuvieron 300 kilos de perlas, 225 kilos de oro en polvo, tres enormes cajas con lingotes de oro y algunas de plata, amén de baules cargados de joyas. Lo que causó gran conmoción en España y malestar en Carlos I, que comprobó que los corsarios franceses eran agentes de Francisco I, el rey francés y su mas directo rival por la hegemonía Europea.

Las depredaciones iniciadas por Jean Florin, no solo continuaron, sino que se hicieron mas frecuentes, la corona al estar constantemente en guerra con muchos países, favorecía que corsarios Ingleses, Holandeses y sobre todo Franceses, saliesen de los puertos de estos países y merodearan el Atlántico en busca de presas con ricos cargamentos. Como en 1533 contra una embarcación que navegaba sola y de la que hasta los grumetes recibieron 800 ducados de oro por cabeza, y eso que los contratos de corsario son mas injustos en el reparto que los de piratería. Por lo que los españoles recurrieron a los convoys, y al establecimiento en 1543 del comercio con dos grandes flotas , una que zarpaba de España en Abril y la segunda sobre Agosto, protegidos por algún barco de guerra, además de otras normativas respecto a las dotaciones de armas y municiones de las naves y la prohibición tajante de navegar en soledad, normativas que muchos despreciaron salvo la mas respetada de navegar en convoy. Porque una vez mejorado el tráfico por el Atlántico los corsarios se desplazaron hasta el mar de las Antillas, donde los barcos en su mayor parte navegaban solos, y las naves de guerra empleadas para patrullar estas aguas, eran grandes y fuertes, pero pesadas, poco manejables y mal tripuladas y peor mandadas.

Hacia el 1533 los corsarios se hicieron tan osados que se convirtieron en fuente de terror para los asentamientos españoles del Caribe. Siendo el mas temido Fraçois Le Clerc, un corsario de pata de palo que condujo una escuadra de 10 buques de guerra franceses al mar de las Antillas saqueando pequeñas ciudades portuarias en la Española y Puerto Rico, en 1554 saqueó Santiago de Cuba, y dos años después un tal Jacques de Sores destruyó la Habana. Para poner fin a sus desmanes se intentaron tomar mediadas, nombrándose encargado de defender las nuevas posesiones y combatir a los piratas al Asturiano Pedro Menéndez de Avilés en 1555. que regularizó el servicio de convoys, fortificó los puertos mas importantes del Caribe, impuso su autoridad a sus incompetentes subordinados y puso un poco de orden en el caos, mientras intentaba expulsar a otros colonos, bucaneros y piratas del caribe por métodos francamente expeditivos.

Mientras esto sucedía un experimentado comerciante y tratante de esclavos llamado John Hawkins contrabandeaba esclavos muy apreciados en las plantaciones del nuevo mundo. Actuando en empresas privadas en la que participaba la corona que había suministrado el buque insignia de la flota. El mercado de esclavos, era monopolio de la Casa de Contratación, que amenazaba con graves castigos a quien incumpliera las normas del monopolio, mas era tal la necesidad de braceros de las plantaciones, que los colonos no tenían mas remedio que tratar con contrabandistas si querían que sus haciendas prosperaran, y que este compraba o capturaba en Africa para poner luego rumbo a América. Cuando los lugareños eran renuentes a tratar con Hawkins, este usaba métodos expeditivos, amenazaba con bombardear las poblaciones si no se le dejaba comerciar, lo que siempre vencía la resistencia de los gobernadores que en caso de oposición unos cañonazos bastaban para hacer desistir en su empeño, incluso le pedían que disparasen alguna salva para poder justificar la autorización ante la corona.

En su tercer viaje, al que acompañaba su sobrino Francis Drake, imposibilitado por el clima de salir del caribe, y estando su buque insignia muy necesitado de reparaciones, se refugió en el puerto Español de S. Juan de Ulúa, después de amenazar al gobernador español con arrasar la población. Consciente de que tenía poco tiempo antes de que arribase a puerto la flota tesorera, se afanaba en las reparaciones, el 16 de Septiembre de 1568 la flota española apareció en el horizante atrapando a Hawkins entre la flota y el fuerte, por lo que negoció el intercambio de rehenes hasta la terminación de las reparaciones, a lo que accedieron los españoles, sin embargo no tenían intención de cumplir su palabra, y el 23 se organizó un ataque que comenzó con un intento de asesinato de un rehen sobre Hawkins. Saliendo al puente y acusando a los españoles de traición, con lo que se inició el combate dentro del puerto, del que solo pudieron escapar dos barcos, el Swan que comandaba Drake y el Minion con Hawkins y el resto de supervivientes, mientras los últimos africanos no vendidos perecían abrasados en el Jesus of Lubek insignia de Hawkins.

Cuando Drake llegó a Inglaterra difundió la noticia de que Hawkins había sido muerto en la presunta traición de S.Juán, lo que llenó de ira y deseos de venganza los corazones ingleses, aunque no había muerto. A duras penas había regresado a Inglaterra en un lamentable estado con la mitad de los que se habían salvado, teniendo que dejar a la mitad en tierras americanas al no contar con la ayuda de Drake que se desentendió cuando vio lo apurada de su situación. No se sabe lo que se dijeron cuando se encontraron, pero si que desde entonces descargaron su furia contra los Españoles, contra los que albergaban un profundo odio, llegando Drake a convertirse en una auténtico azote para Felipe II que estaba dispuesto a pagar 20.000 ducados de oro por la cabeza de Drake.

Las expediciones de Francis Drake siempre estuvieron precedidos de desafortunados inicios, que posteriormente la fortuna y buen acierto de Drake convirtió en grandes éxitos. Hizo seis expediciones al caribe de las que dos resultaron muy lucrativas en dinero, y el resto son fantásticas aventuras sobre el triunfo del espíritu humano sobre la adversidad. Después de dos viajes de reconocimiento en 1570 y 1571 a bordo del swan de 25 tm para cartografiar la zona y encontrar refugios desde los que operar. El 29 de mayo de 1572 con 73 hombres y dos barcos, el Swan y el Pasha de 70 y unas pinanzas desmontadas y 73 hombres partió de Plymouth hacia Nombre de Dios que después de preparase en una cala cercana la atacó. Durante el ataque, los españoles que los estaban esperando ofrecieron cierta resistencia en la que Drake recibió un balazo en la pierna que conservaría toda la vida, que se desvaneció cuando atacó un segundo grupo a las órdenes de uno de sus hermanos. Capturaron cierta cantidad de oro pero no todo el tesoro que contenía la ciudad, porque decidieron retirarse debido a la herida de Drake.

Después de recuperarse, vivir mas aventuras y sufrir mas calamidades como una epidemia que mató a 31 hombres y a uno de los hermanos de Drake, un día recibieron informes de los cimarrones -esclavos negros huidos- de que la flota tesorera había arribado a Nombre de Dios en espera de un cargamento de oro y plata que debía de partir de Panamá, adonde se dirigió con 18 ingleses y 30 cimarrones. Después de ver el Pacífico se emboscó en Panamá a la espera de las mulas, sin embargo fueron descubiertos y engañados, por lo que se retiraron sin botín pillando el pueblo de Venta de Cruces mientras se volvía hacia Nombre de Dios. Las siguientes semanas se dedicó a los barcos españoles con el Pasha al que se unió un corsario francés de 80 toneladas.

Alertados los españoles de que se había hecho a la mar, regresó de nuevo a Nombre de Dios en donde se emboscó a la espera de las mulas procedentes de Panamá. Después de una breve tiroteo en la que los 45 soldados que protegían el convoy huyeron, pudieron capturar 190 mulas que transportaban 100.000 pesos de oro y 15 toneladas de plata que tuvieron que abandonar. Satisfecho, dio su parte a los franceses, hizo regalos a los cimarrones y regresó a Plymouth el Domingo 9 de Agosto de 1573, provocando gran júbilo y excitación en toda Inglaterra. Aunque Isabel I tuvo que reprobarlo oficialmente por el deseo de esta de mantenar buenas relaciones con España.

Aún indecisa sobre las acciones a acometer, recibió la propuesta de Drake de atacar la rica y desprotegida ciudad de Panamá llegando al océano Pacífico bordeando America del Sur que procuraría cartografiar. Recibiendo en privado fondos de la reina que de esta forma podría beneficiarse sin enfurecer a los españoles, unas 1000 coronas a los que añadió 4.000 libras de inversores privados para una empresa que oficialmente se iba a dirigir al Mediterráneo, zarpando con tres barcos el 15 de Noviembre de 1577, diciendo los anales españoles que esa noche un ominoso cometa cayó de los cielos sobre el mar de las Antillas.

Después de sufrir terribles tormentas, acabó perdiendo todos los barcos menos el Pelican de 100 toneladas y 18 cañones al que rebautizó como «Golden Hind», en honor del mayor patrocinador de la empresa tras ser el primer no español que atravesaba aquel paso, renunciando a la empresa de Panamá y concentrándose en los barcos que surcaban aquellas aguas, en donde capturó al Nuestra Señora de la Concepción; el «caga fuego» de la escuadra del pacífico -hasta la era del vapor, en la armada española, al buque mas potente de cada flota se lo denominaba así- cargado con 35 kilos de oro, 26 toneladas de lingotes de oro 13 baules de monedas de plata e innumerables cajas de joyas y perlas; cuyo capitán creyó que su capturador era otra nave española hasta que se vio abordado. Tras emplear tres días en trasladar el cargamento, liberó al Gagafuego y decidió regresar a Plymouth circunnavegando el mundo y así evitar la armada española. Así que después de prepararse en la costa Mejicana donde los vientos eran mejores que los que impulsaron a Magallanes, partiendo a fines de julio de 1579. Cartografiando lo que pudo de las costas que encontró y estableciendo relaciones con los dirigentes locales, que cien años después darían lugar al imperio comercial inglés en Asia; regresando triunfantemente a Plymouth el 26 de Septiembre de 1580.

Había recorrido 34.000 millas en 35 meses de navegación retornando con casi la mitad de los 164 hombres que partieron, recibiendo la reina 47.000 coronas por su inversión, concediéndole el título de caballero en Greenwich a bordo del Golden Hind en ceremonia de gala.. Gracias a él se pudo equipar naves con las que Isabel pudo combatir a la invencible en cuya derrota tuvo un papel destacado. No solo es de destacar la pericia naviera de Drake, tam bien hay que alabar la buenas construcciones de los carpinteros de rivera ingleses, pues en casi tres años sin pasar por dique seco, todavía era capaz de navegar impecablemente. A estas siguieron mas expediciones menos exitosas económicamente, para acabar muriendo de malaria en su fallida última expedición contra los españoles a la que precedió la de su tío Hawkins el 23 de enero de 1596. Los ingleses depositaron su cuerpo en un ataúd de plomo en las afueras de Nombre de Dios, situaron dos barcos prescindibles junta a su nave el Defiance y los convirtieron en una gran pira fúnebre arrojando su ataúd al mar. A su muerte, los campanarios de las iglesias españolas repicaron jubilosamente ante las nuevas, y Love de Vega y Cervantes lo celebraron componiendo versos.

A la muerte de Drake, reinó cierta tranquilidad en el Caribe, pero solo fue momentanea, los reinos europeos envueltos en guerras civiles de religión, no podían dedicar recursos a intentar saquear las colonias, esta taréa recaería en una nueva raza de hombres, los bucaneros que con el apoyo y aprobación de los enemigos de España, atacaron sin piedad a los españoles y sus pertenencias siempre que se les presentó la oportunidad. Con menos recursos, poseían la misma valentía y capacidad que los antiguos corsarios, pero tenían la ventaja de que desde sus asentamientos en el Caribe, era mucho mas fácil atacar y saquear las colonias, cuyos habitantes y soldados huían con pavor ante la sola mención de su nombre, y ellos no podían estar por menos que a la altura de su fama, y algunos fueron sanguinarios y crueles hasta lo increíble, después de todo el destino de un bucanero capturado era la horca. Y lo veremos en el próximo capítulo

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