Las primeras pruebas se realizaron en marzo de 1936 como prototipo aunque entró en servicio en agosto de 1938. Fueron las del BF 109B, C y D las primeras versiones, todas con un poder más bajo que la versión definitiva: la 109E. Esta versión entró en guerra a finales de agosto del 39 coincidiendo con el comienzo de la invasión de Polonia. Desde 1939 hasta 1941 fue con diferencia uno de los más importantes cazas de la Luftwaffe.
Fabricante: Messerschmitt AG (Alemania), 1935
Envergadura/longitud: 9,87 / 2,5 m
Altura: 2,5 m
Peso: 1.900 kg
Velocidad de crucero: 560Km/h
Altitud: 10.500 m
Autonomía: 660 Km
Sistema propulsor: 1 motor Daimler-Benz DB601A (1175 HP) 12 cilindros
Armamento: 2 cañones de 20 mm Oerlikon MG FF en las alas; 2 ametralladoras Rheinmetal-Borsig MG 17 bajo el motor; 1 bomba de 250 Kg.
Tripulación: 1
Durante los primeros años de la II Guerra Mundial y durante la Batalla de Inglaterra, el 109E o Emil (como fue conocida la versión E) destrozó a aquellos aviones con los que combatió. Sólo hubo una excepción, el británico Spitfire, al cual superaba ampliamente en número de unidades fabricadas.
A su favor tenía su pequeño tamaño, un bajo coste de producción, alta aceleración, gran rapidez para conseguir altitud, meteórica velocidad de descenso en picado, y, sobre todo, gran maniobrabilidad. Además casi todos los 109E iban equipados con dos o tres cañones de 20 mm cuya capacidad de destrucción y radio de acción era hasta entonces desconocida. Entre sus defectos: escaso viraje lateral a alta velocidad, pobre visibilidad, difícil aterrizaje e incapacidad para transportar armamento pesado.
Más tarde, la versión 109F se convertiría tras su éxito en la Batalla de Inglaterra en uno de los cazas más populares en la guerra, de ahí que de todas las variantes construidas del Me 109, fue de ésta la que más unidades se fabricaron. La producción del modelo F comenzó a principios de 1942 y continuó hasta el final de la guerra. Ya desde el principio de su construcción, la serie F tuvo que ser rediseñada para incorporar una serie de rustsatze (variaciones hechas en tierra antes de despegar que optimizaban el avión según en qué terreno fuera a combatir). Entre las mejoras de la versión F se encuentra la cabina presurizada, que le permitía encarar formaciones de bombarderos Aliados a una gran altitud, así como desempeñar misiones de reconocimiento.
Más avanzada la guerra, otra versión, la 109G o Gustav, se convirtió en heredera de la F, lo que permitió alcanzar la cifra de 35.000 unidades en todas las versiones de este caza. Las versiones siguieron hasta llegar a la K, que fue la última serie fabricada. Cualquier proyecto para reemplazar este caza fracasó. Sólo algunos países como España (donde estuvo en servicio hasta 1962), Suiza, o la antigua Checoslovaquia, continuaron su producción tras la guerra mundial, y fue en 1956 cuando se fabricó la última unidad de este avión.